Me encanta la decoración, y llevo un par de años viendo cojines hechos en punto (o knitting) con hebras gruesas y rústicas, y me encantan...
Aunque sepa más o menos hacer punto, nunca se me dio muy bien, así que descartada la idea de hacerlo yo desde primera hora.
Pero claro, conocí a mi amigo "el trapillo", y pensé que tenía que hacer uno.
Aprovechando que este invierno cambié algunas cosas en el salón, le expliqué a mi marido de manera muy convincente que el toque que necesitaba el sofá donde él se sienta era un cojín de trapillo. Algo me costó, porque así dicho suena regulín... Cuando le recordé lo que era el trapillo me miró con cara rara y aliviada a la vez.
Y tras varias pruebas decidí hacerlo a juego con las flores de unos cojines estampados que tenemos desde que nos casamos.
Encontré el color...
Elegí el punto: bajo cogiendo las dos hebras de cada cadeneta
El ganchillo no me atrae nada, bueno, no me atraía porque ahora veo amigurumis y los ojos me hacen chispitas. Pero lo mio con el ganchillo es muy básico, pero estoy segura de que caeré. El cojín se ve precioso, ese tejido además es muy suave así que mejor.
ResponderEliminarBesos
Pues seguro que si te pones te salen geniales los amigurumis...
EliminarY mi cojín la verdad es que quedó muy mullido y agradable... Y a mi marido al final le encantó ;-)
Un besote y buen finde, Teresa!