Sí, ya sé que dije que no iba a hacer galletas hasta que mi amiga Sor Pastelito y yo nos pusiéramos manos a la "masa" para el bautizo de su sobrina....
Pero es que... Que nada, que he encontrado la excusa perfecta para experimentar un poquito.
El pasado fin de semana Rafa y yo nos fuimos a visitar a unos familiares en Madrid.
Como el plan era súper familiar, en plan comer con tíos y primos, me dije:
a) Podemos llevar la clásica botella de vino, pero se nos puede romper en el viaje.
b) Podemos comprarla allí, pero a lo mejor no nos da tiempo.
c) Podemos llevar unas galletas caseras, que como además a todos les encanta el dulce...
Y ganó esta tercera opción.
Por un lado hicimos shortbread de mantequilla, que le encantan a Rafa y que ya expliqué aquí.
Pero ya que nos pusimos tenía ganas de probar algo diferente. Así que hice masa frola (no confundir con "Flora".... ;-) . Esta pasta es una pasta base para hacer casi cualquier tipo de galletas. Y a partir de ella se le pueden añadir los ingredientes que nos apetezcan.
Como tenía ganas de probar algo nuevo, decidí hacer la mitad de las galletas con cacao y naranja, y la otra mitad con arándanos deshidratados.
Así que, vamos con la receta:
La receta base es sin los arándanos, el cacao y la ralladura de naranja...
Troceamos la mantequilla y dejamos que se atempere para que esté algo blanda. Tamizamos la harina y la disponemos en forma de volcán, vertiendo en el centro el azúcar, el huevo, la yema, la mantequilla y una pizca de sal.
Ahora, si no vais a hacer ninguna modificación esencial, es cuando se le añade la ralladura de limón. Como voy a dividir la masa en dos, al separarlas se la añado a una mitad.
Hay que amasar con la punta de los dedos, intentando que la mantequilla no se caliente demasiado. La masa debe quedar con una textura desmigada.
Ahora es cuando yo separo la masa en dos mitades, añadiéndole a cada mitad sus ingredientes.
Por un lado, la ralladura de la piel de naranja (motivo por el que no añadí la piel de limón al principio) y el cacao en polvo.
Por otro, la ralladura de la piel de limón y los arándanos troceados.
En estos cuatro últimos ingredientes no he puesto medida, pues habrá quien quiera un sabor más intenso a chocolate o a naranja, y lo mismo con los arándanos y el limón... Aquí manda el gusto de cada uno.
Como observación indicar que al estar la masa ya casi mezclada del todo, el cacao no queda totalmente integrado, creando un pequeño efecto de marmoreado. Si no queréis que eso ocurra, hay que mezclar el cacao con la harina antes de incorporar ésta a la mezcla de mantequilla y huevo.
Cuando ya tenemos las masas listas, las envolvemos en film de cocina y las dejamos reposar 30 minutos mínimo en el frigo.
Minutos que yo aprovecho para tomarme un té rojo....
Pasado este tiempo, sacamos las masas del frío, las estiramos sobre harina y cortamos las galletas.
Por diferenciarlas un poco (aunque obviamente no hacía falta) he utilizado dos cortapastas festoneados, uno rectangular y otro circular, para las de chocolate y las de arándanos respectivamente
Tras 10-12 minutos a 180ºC, las pasamos a una rejilla y esperamos a que se enfríen y endurezcan.
Y ahora sí, ahora me puedo tomar un té en condiciones....
¡Ah, no! Que son para regalarlas...
Bueno, pues me contento con el olor, con lo que disfruté haciéndolas y con que las personas a las que les llevamos las galletas les encantaron... Aunque el café que nos tomamos con ellos lo acompañaron con estas galletas...